Quería decirte que no me he rendido.
Que a veces parece que nada sale bien,
que todo podría salir mejor y que no lo hace.
Pero quería decirte que no me he rendido,
que me levanto todos los días pensando que soy capaz,
que me levanto sabiendo que tengo un objetivo claro,
que hay algo que me está esperando y que quiero conseguirlo.
Quería decirte que no me he rendido, que no he abandonado.
Que no he salido huyendo buscando cobijo.
Que no, que no lo he hecho. Que no me he rendido.
Y es que creo (siempre lo creo) que todo tiene solución.
Que se que piensas que me dejo llevar por lo malo
y que soy incapaz de ver lo bueno.
Pero eso es por que no entiendes que a veces,
sin querer, me centro en lo malo para alcanzar lo bueno.
Que ya se que para atrás ni para coger impulso,
pero eso lo dijo alguien incapaz de avanzar tan deprisa
que ni siquiera notes que has retrocedido.
Se que piensas que a veces no veo la salida,
que me he encerrado dentro de mí
y que no quiero buscar alternativas.
Por eso esto es para ti,
para que toda las veces que pienses
que creo que no puedo,
que estoy agotada,
que me fallan las fuerzas,
que no tengo entusiasmo,
que no doy todo de mí,
sepas que no me he rendido.
(Y que nunca lo hago).
Responder